Era la primera vez que paseábamos juntos. De la mano, con paso rápido mientras el sol brillaba. Tú mirabas al frente, un poco asustado, pero dejándote llevar. Mientras tanto, el silencio se imponía incómodo entre nosotros como un muro, aunque una sonrisa satisfecha en mi cara mientras te acariciaba parecía indicar que todavía teníamos remedio.
El viaje no había hecho más que comenzar.
Hasta ahora solo habíamos tenido un par de visitas supervisadas en una habitación de juegos, pero desde el principio me di cuenta de cómo tus ojos tristes se llenaban de luz mientras hablábamos sentados en el suelo y me observabas. Yo te había elegido como hijo y, al parecer, tú también tenías tus preferencias. Todo estaba de nuestra parte, hasta la administración oficial con su consentimiento.
¡Por fin vendrías a casa conmigo! Pero apenas nos conocíamos entonces… En ciento dos pasos conseguí tu sonrisa. Y desde entonces, no te ha abandonado.
Tania A. Alcusón
yumecute
29 agosto, 2015 at 04:54
Que tierno ❤ hablas de la adopción de un niño o algo similar? muy bonito!!! gracias por compartirme tu blog en facebook un beso nos leemos :*
Me gustaMe gusta
taniaalcuson
12 octubre, 2015 at 19:32
Hola! Muchas gracias por tu comentario!
Sí, se supone que es el comienzo de una adopción, pero de manera muy muy resumida, jejehe!
Un saludo y gracias por comentarlo!
Me gustaMe gusta
Carlos
3 junio, 2015 at 21:47
Muy bueno , como una poesía narrada … y un buen estilo .
Me gustaMe gusta
taniaalcuson
12 octubre, 2015 at 19:31
Gracias! El microrrelato se presta fácilmente a estilos diferentes que empastan bien. Saludos!
Me gustaMe gusta